top of page

Un Ángel en una Cáscara de Nuez

© Eleonora Lemo

27/10/2023


Un Ángel en una Cáscara de Nuez


Al despertar, me doy cuenta de que todo lo que solía limitarme, los barrotes transparentes y ficticios, ya no existen. Ahora puedo traspasarlos sin que me impongan restricciones, pues únicamente son creaciones de mi propia mente. Solía pensar que solo podía transitar por el camino seguro, donde las maderas pintadas con variados colores captaban mi atención. Sin embargo, poco a poco descubrí que podía apartarme de ese sendero, dar un paso al costado y forjar mi propio camino. Incluso si los colores de ese nuevo trayecto eran grises u ocres, no había inconveniente en explorarlos. Podía ascender montañas o descender precipicios, imaginando un ala delta que me permitiera planear, o volar por mí misma con mis alas de águila hasta alcanzar la cima más alta. Atravesar ríos, navegar océanos o incluso caminar sobre el agua, rozando con mis pies la espuma que los delfines dejan al nadar. ¿Qué cosa tan horrible podía ocurrir si tan solo avanzaba hacia lo desconocido? Tenía miedo de morir. Pero... ¿qué es la muerte cuando aquello que nos atemoriza reside en el mundo de los pensamientos? En ese lugar no hay espacio, no hay tiempo, no hay alturas ni peligros, no puedes morir ni tampoco sufrir. Sin embargo, el ego cree todo lo que crea con sus alucinaciones.


Cerré los ojos, aunque ya los había cerrado antes porque seguía viendo eso que me atormentaba. Veía el color naranja detrás de mis párpados y ellos seguían allí, acechando, buscando la forma de seguir vivos. Los observé, incluso los pensamientos que deseaban persistir, los permití, a pesar de no agradarme, a pesar de que me hicieran sufrir, los permití. Les pregunté: '¿Quieren vivir?', y ellos me suplicaron, deseaban seguir existiendo, porque los miedos también tenían miedo de morir. Fue entonces cuando les concedí esa oportunidad. Los miré con compasión, ya que nadie los quiere; nadie desea pensamientos que causen sufrimiento. Fue en ese preciso instante cuando los ángeles llegaron. A bordo de un pequeño barquito de cáscara de nuez, navegaron por el mar y se despidieron en el atardecer.

Comments


bottom of page